Encuentro nocturno
Antes de subir hacia las colinas azules, Tomás Gómez se detuvo en la solitaria estación de gasolina.
-Aquí se sentirá usted bastante solo -le dijo al viejo.
El viejo pasó un trapo por el parabrisas de la camioneta.
-No me quejo.
-¿Le gusta Marte?
-Muchísimo. Siempre hay algo nuevo. Cuando llegué aquí el año pasado, decidí no esperar nada, no preguntar nada, no sorprenderme por nada. Tenemos que mirar las cosas de aquí, y qué diferentes son. El tiempo, por ejemplo, me divierte muchísimo. Es un tiempo marciano. Un calor de mil demonios de día y un frío de mil demonios de noche. Y las flores y la lluvia, tan diferentes. Es asombroso. Vine a Marte a retirarme, y busqué un sitio donde todo fuera diferente. Un viejo necesita una vida diferente. Los jóvenes no quieren hablar con él, y con los otros viejos se aburre de un…
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