Tengo 64 años. Soy australiana. He trabajado en el Gobierno australiano para utilizar el cuento como herramienta terapéutica.
EL LADO “PERVERSO” DE LA CURIOSIDAD
Si la curiosidad mató al gato, a los humanos puede llevarnos a cometer imprudencias, a pesar de que seamos conscientes de las posibles consecuencias.